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miércoles, 7 de noviembre de 2012

Jennie Escobar

Cero a la izquierda

El vacio
lleno de seres sin definir
ovula
frutos descontinuados
en la apatía del aire.
Una voz rota me grita,
desde el subconciente
de un espejo:
libera
los proverbios hundidos
en el triangulo de Isósceles!
ya es muy temprano le respondí
y segui naufragando
en un barco mal escrito
en un océano de papeles arruchados.
Dentro de mis fibras zodiacales
el canto litúrgico de un ave
me encierra en la jaula
de un infierno estimulante.
A pesar de todo
el sol
siempre mira para atrás
y pude definir
a cada uno de los seres del vacio,
incluyéndome.

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Martín  Kavel
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Histeria

Una píldora lunar
para calmar la psicosis
del asfalto.
El precipicio
de la jornada
se contrae
para dar a luz
a los muertos dentro
de los muertos,
no hay medicina que cure
los tumores de la sociedad
las heridas del calendario
se suturan
con hilillos de agua turbia.
El miedo
me lleva en el bolsillo.


Eduardo Espósito

O' CLOCK

Raspar el hueso azul de la poesía
Preparar una pócima untuosa
y aromática
como para seducir a una elefanta
con restos de amores contrariados
de sueños enterrados en frasquitos
y una gloria que nunca supo poseernos

Sorber la médula
el caracú de lo que queda por tirar
al minuto del último naufragio
Que su poder proteico nos consuele
de este opio final
de su aliento de lija amortajada
sus vapores fungosos
y sus polvos

Y entonces (sólo entonces)
alzar la copa colmada a un nuevo día
Cada mañana una indócil golosina
birlada al maxiquiosco de la muerte.

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José Roosevelt
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RUTA 40

Edgar viaja en su Bora negro
de Londres a Belén
casi todas las mañanas
Lleva mansos pasajeros circulares
bajo un sol que noquea el horizonte

Dócil resignado
su hermano Diego trabaja en una mina
Edgar dice que Diego
gana sendos remises por minuto
Apuesta a que no es bueno

La misión de su hermano
es bajar siete días a ese ombligo
donde se estresa el cielo
La de Edgar
invocar conjuros de agua ajada
para hijos invisibles al arsénico.

Claudio Simiz


Cansancio

I

Un hombre es lo que queda detrás de su cansancio/ cuando hasta el parpadeo se ha vuelto más lento/ y la inercia define los atajos/ y la puerta precisa siempre es la más cercana/
Cansancio es lo que queda/ después de un día de ser hombre/ cuando encallan los sueños/ cuando todo está igual/ pero llega la luz desde el poniente/
Cansancio es el recuerdo/ el aviso/ de que somos este instante/ este naufragio/ entre ayer y mañana.


II

                Sólo hay dos momentos en la vida de un hombre/ y somos esos dos instantes/ esos dos hombres/ pujando como Jacob y el ángel/ bajo indecisos cielos/
                Sólo el cansancio/ sólo el sueño/ nos vuelven infinito el suspiro/del alba hasta el ocaso/ hasta que alguna noche de ojos nómades/ nos tumba dulcemente/ nos ofrenda su pezón de leche y vino/ y nos deja beber la luz oscura/ en el ánfora unánime.

               
III

El cansancio es la tierra que reclama lo suyo/ esa carga que fuimos echando a hombros/ y era del cosmos/ pertinaz gravedad difuminada/
El cansancio es el llamado de la nada/ ese anhelo de volver a ser/ bajo otro cielo/ desde otros ojos/ o en el fondo/ la ilusión de no ser/ antes de tiempo.

   ( De Tríadas II , en prensa)
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Alberto Pancorbo
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Nugae

Buscó la noche
entre las luciérnagas.
Amaneció.

Vino de noche
para no ver su sombra
la luna gris.

Mano secreta
deshilacha la Luna.
Dios o una nube.

(Inéditos.)



Ailén Maldonado

Cada vez que mi nombre cae, alguien rima la palabra nunca

Mi madre y yo estamos en un auto 
amarillo transitando un bosque oscuro 
ella conduce yo llevo un paquete 
en mis brazos cuyo interior alberga 
un bebé creo que estamos huyendo 
aún no sé de qué el viaje se está 
tornando una pesadilla de crema de limón 
una copa de arroz con leche una mañana 
helada una pulseada con un marciano en 
el medio del camino aparece de la 
nada un duende lo atropellamos y 
continuamos el trayecto sin detenernos 
mi madre parece no darse cuenta del 
suceso y yo no se lo menciono tal vez 
fue mi imaginación la piel del duende 
era blanca y arrugada su pelo largo 
celeste sucio hasta los hombros llegamos 
a casa los días transcurren y el bebé no 
crece adquiere la forma de una papa 
sucia pienso en el duende y sospecho 
que nos lanzó un maleficio.

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Malgorzata Niegel
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El temor de ser ahorcado por un ave

Dos mujeres discuten la dueña de casa 
comienza a impacientarse y sin dar explicación 
avanza por un pasillo al sur de la casa 
la otra la sigue se sorprende: sobre las paredes 
blancas hay cuadros tridimensionales 
hechos con torsos femeninos la ferocidad 
de los cuadros aumenta a medida que se 
acercan al cuarto principal durante el trayecto 
en el hueco cuadrado de una pared una mujer 
espera en un momento una empleada aparece 
llevando una anciana de la mano que parece 
perdida la visitante se pregunta si está ahí por 
propia voluntad la dueña de casa al verlas llegar 
sonríe y por primera vez pierde la calma dice que 
debe irse a otra habitación que nadie la va 
a denunciar y que la intrusa debe morir a 
continuación desaparece la empleada toma 
a la intrusa de la mano le dice que no debe 
comportarse mal porque sabe que no hay otra

Miguel Ángel Córdoba (M.A.C)

Animales bíblicos

Quiere venir un cielo a casa
y encontrarme áspero de nubes o cordero 
mis mejores espinas se preparan 
para no reconocerme 
mis únicos cuadros 
azulan las paredes 
para pasar inadvertidos 
no bastan los ruidos de mi mente 
tratando de expulsarme 
de clavarme otra culpa 
en medio del análisis 
o antes de cada comida 
yo por si acaso tomé 
las pastillas para no soñar 
cené todas las veredas 
y me mudé de máscara 
no bastan los altares 
de inventores del insomnio 
dormir en esta tumba transitoria 
que se llena de asesinos 
cada noche 
no bastan los aviones papales 
ni los patios donde crece 
la carne de cañón 
estampita inconsolable 
para esta fe de contramando 
donde no cabe una aguja 
que pase por la puerta de mis dudas 
llevando de mascota algún camello

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E.J.Paprocki

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Mística de barrio

Cada mañana va en un salto
de su ropa hasta el teléfono 
del agua helada al lento crucifijo 
que programa sus días 
no hay tiempo que ganar 
salvo apostando a las veredas 
que están llenas de caídas 
sin saldo ni palabras 
todo queda en un apuro de papeles 
la corbata floja 
las últimas monedas 
para un viaje de apóstol laburante 
camino compartidos con gente de poca fe 
y al final con espalda de cemento 
sube de cielo 
por paredes de pan y mármol 
sólo ahí sale el sol 
del creador de la trama 
entre pantalla de humo 
y garúes de esperanza 
Se quiebran su rodillas 
Pero el supremo no aparece 
Da asco tanto espíritu 
Sobre una alfombra de carne 
Después la detrás de la puerta 
Bajar el nivel y de futuro 
apenas aparezca en un cajero 
su porción de paraíso 
el bolsillo religioso de su saco 
le gastará en quince días 
toda la memoria del milagro 

Norma Gianico

BÚSQUEDA DE LA PIEL SIN CÁSCARAS

Sumergir cada uno de mis rastrojos con reverencia
empuñando la zoología de la servidumbre
sería primitivo.
Claudicar ante una valla de catálogos
encendería a mi pesar
cierta doctrina de adobe todavía humeante.
Por más estampidas
la perennidad de mi refugio
drena todos los sistemas
de una maldición arcaica que nos desgarra.
¿ Habrá química en este dédalo
cuando la urticaria del tiempo así lo decida ?
Cualquier refracción a tus nervaduras de cielo
sufriría como uñas enlazadas
en un aeropuerto de muebles viejos.
Mientras tanto me recluyo
sin el diluvio sanguíneo
hasta que amanezca tu estuche de intrigas.
Ante este catarro de sepulcros
no encuentro remedio para comulgar
sin tu obraje de urbanidad.
Quizás la mampostería de mi consciencia trémula
intente reciclar la honra divina
en tu escondite de mendigo
donde un pedal carnívoro
escupe entre sogas una eternidad sin cáscaras

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Alex Alemany
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SACAMUELAS 

La vida me cree un tubo de ensayo
y cada mezcla en ebullición
posterga todo intento de navegar
en mis grifos de sol.
Así como la corriente deja al torturador
sin sus picanas de celofán,
sobre mí su mochila siempre actúa como un verdugo
empapando mi fragilidad con su violencia metálica
Si cortara mis venas
los títeres de mi abecedario se impresionarían,
no se acostumbran a mis delirios místicos.
¿ Cómo regresar de esta infortunada apariencia macabra ?
La sangre es mucho más que ese líquido rojo
que succionan mis raíces.
¿Qué razones motivan este despojo a mis dientes ?
Ya no resisten más caries del tiempo
ni buzo que pueda rastrear mis gritos-
Apenas balbuceo cuando indaga en mi boca
cada piedra de cualquier polvo perdido.
En este preciso instante
me censura su amabilidad ecológica
o será que mis poemas son garabatos fósiles
en mi sonrisa para su rutina dental.
A veces quisiera ser piraña
resistirme a sus encantos y
masticar sin su ayuda
las quimeras de mi lenguaje